El iPod nano apareció en 2005 como sucesor del iPod Mini, y su tamaño compacto le permitió tener éxito entre quienes hacían deporte, ya que era más práctico para llevar que el iPod Classic, mucho más grande. La primera y la segunda generación no se diferenciaban mucho: Lo que hizo la segunda propuesta (2006) fue agregar colores (rosa, azul, verde, plateado y negro), mientras el resto de las funcionalidades permaneció prácticamente igual. Sin embargo, el rol de “compañero deportivo” fue usurpado por el iPod Shuffle, ultra pequeño y útil para salir a correr, además de mucho más económico. Aquí empezaron algunos experimentos con el iPod nano de tercera generación (2007), que cambió de forma para acomodar pantallas más grandes que permitieran reproducir video, además de música. La cuarta generación (2008) recuperó su forma original, que también mantuvo la quinta.
Después de estilizar un poco más al iPod en la 5° generación (2009) y agregarle una cámara, nos encontramos en 2010 con la nueva versión ultra pequeña y sin la clásica rueda que había acompañado a los iPod nano hasta el momento. La pantalla táctil se apoderó del dispositivo, y su pequeño tamaño sugería que podría volver a usarse para correr. Muchos lo adaptaron como reloj amarrándole una correa. Después de esta apuesta, quizás la más rupturista con los modelos anteriores, muchos no sabían que esperar del lanzamiento de ayer. ¿Con qué nos encontramos? La séptima generación es como el anterior estirado: Sigue con pantalla táctil, elimina la rueda, e incorpora muchos más colores. ¿Qué posición ocupa este iPod ahora? ¿Es un iPod Touch más pequeño, o es práctico para salir a correr como la versión anterior? A primera vista, no tenemos una respuesta clara de qué se trata. ¿Qué opinas tú? Comenta y pon me gusta a través de tu facebook para estar bien informado.











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