
Aunque Larry Page -cofundador de Google y presidente ejecutivo de la firma desde abril- nació tan sólo 11 años antes que Mark Zuckerberg, su homólogo en Facebook, los dos pertenecen a generaciones diferentes de Internet con diferentes visiones del mundo. En la web de Page, todo empieza con una búsqueda. Puedes buscar noticias o un par de zapatos o puedes mantenerte al día con las noticias de tu celebridad favorita. Si quieres aprender acerca de una condición médica o decidir qué televisor comprar, buscas. En ese mundo, los algoritmos de Google -perfeccionados durante más de una década- responden casi a la perfección. Pero en los últimos años, la web se ha inclinado poco a poco, y tal vez inevitablemente, hacia el mundo de Zuckerberg. Allí, en lugar de buscar un artículo, esperas a que tus amigos te digan lo que debes leer. Ellos te dicen qué películas disfrutaron, qué marcas les gustan y dónde ir a comer sushi.

Facebook está directamente en el centro de este nuevo universo, y mucho de lo que la gente hace en línea estos días comienza allí. Sin embargo, el golpe maestro de Facebook ha sido propagarse a través de la web y permitir que otros aprovechen tu red de amigos. Como resultado, miles de sitios web y aplicaciones se han convertido esencialmente en satélites que orbitan alrededor de Facebook. Ahora puedes ir a Yelp para averiguar lo que tus amigos de Facebook dicen acerca de la nueva cafetería en el vecindario; visitar Spotify para dejarlos elegir listas de reproducción de música para ti, o jugar juegos de Zynga con ellos. Para empeorar las cosas para Page, gran parte de esta actividad social no puede ser vista por los algortimos web de Google, por lo que cada día ellos (y por extensión, Google) se vuelven un poco menos precisos y pertinentes.












0 comentarios:
Publicar un comentario