El grafeno, una forma del carbono cuyas moléculas poseen la forma de un teselado hexagonal plano similar en aspecto a un panal de abejas, en el que cada vértice está ocupado por un átomo de ese elemento, les permitió a Andre Geim y Konstantin Novoselov hacerse con el Premio Nobel de Física de 2010 por el descubrimiento de muchas de sus revolucionarias cualidades. Su alta conductividad térmica y eléctrica, sumados a su gran elasticidad y dureza, lo han puesto en la mira de los científicos que buscan un reemplazo para el silicio a la hora de desarrollar circuitos electrónicos. Algunos vaticinan que el reemplazo del silicio por el grafeno tendrá lugar en unos diez años, pero algunos avances recientes podrían ayudar a que dicha migración se produzca un poco antes. Uno de ellos es el que han realizado los científicos del Oak Ridge National Laboratory (ORNL), en Estados Unidos, quienes han demostrado que un par de átomos de silicio incluidos en la estructura molecular del grafeno -reemplazando a dos átomos de carbono- pueden comportarse como una especie de antena capaz de transformar la luz en energía eléctrica y viceversa.
0 comentarios:
Publicar un comentario